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10/08/2013

Cuentos con vos

Familias:

Dentro del marco del trabajo sobre los "Derechos del niño y del adolescente", es que les acercamos una primera entrega de un cuento para leer y pensar en familia.

El relato pertenece al libro "Cuentos con vos", editado por el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación".

El libro, escrito por autores conocidos y reconocidos, brinda una serie de historias cortas que sin duda, sirven para dar inicio a la reflexión y al diálogo.

A cada historia, precede una página en la que se menciona algún artículo sobre los Derechos de la Infancia.

Muchos de estos relatos nos acompañan en la escuela, colaborando con el crecimiento de los niños y permitiéndoles conocer y valorar los derechos de las personas para vivir en un mundo que respete a todos por igual.

 

DERECHOS DE LA INFANCIA

Libertad de elección

En el artículo 29 de la Convención Internacional sobre los Derechos de la Infancia dice que la escuela tiene que servir para ayudarte a crecer en una sociedad libre, donde estés en condiciones de crear, soñar, inventar, descubrir, elegir...

Solamente si tenés la oportunidad de elegir, de equivocarte y aprender podrás ser una persona independiente.

 

El hombrecito verde y su pájaro

Laura Devetach

“El hombrecito verde y su pájaro”, de Laura Devetach. Ediciones Colihue

 

El hombrecito verde de la casa verde del país verde tenía un pájaro.

Era un pájaro verde de verde vuelo. Vivía en una jaula verde y picoteaba verdes semillas.

El hombrecito verde cultivaba la tierra verde, tocaba verde música en su flauta y abría la puerta verde de la jaula para que su pájaro saliera cuando tuviera ganas.

El pájaro se iba a picotear semillas y volaba verde, verde, verdemente.

Un día en medio de un verde vuelo, vio unos racimos que le hicieron esponjar las verdes plumas.

El pájaro picoteó verdemente los racimos y sintió una gran alegría color naranja.

Y voló, y su vuelo fue de otro color. Y cantó, y su canto fue de otro color.

Cuando llegó a la casita verde, el hombrecito verde lo esperaba con verde sonrisa.

–¡Hola, pájaro! –le dijo.

Y lo miró revolotear sobre el sillón verde, la verde pava y el libro verde.

Pero en cada vuelo verde y en cada trino, el pájaro dejaba manchitas amarillas, pequeños puntos blancos y violetas.                                      

                                                      

Elhombrecito verde vio con asombro cómo el pájaro ponía colores en su sillón verde, en sus cortinas y en su cafetera.

–¡Oh, no! –dijo verdemente alarmado. Y miró bien a su pájaro verde y lo encontró un poco lila y un poco verdemar.

–¡Oh, no! –dijo, y con verde apuro buscó pintura verde y pintó el pico, pintó las patas, pintó las plumas.

Pero cuando el pájaro cantó, no pudo pintar su canto. Y cuando el pájaro voló, no pudo pintar su vuelo. Todo era verdemente inútil.

Y el hombrecito verde dejó en el suelo el pincel verde y la verde pintura. Se sentó en la alfombra verde sintiendo un burbujeo por todo el cuerpo. Una especie de cosquilla azul.

Y se puso a tocar la flauta verde mirando a lo lejos. Y de la flauta salió una música verdeazulrosa que hizo revolotear celestemente al pájaro.